Vivimos en una sociedad plural. La heterogeneidad religiosa, ideológica, cultu- ral y étnica es una de las características que definen el mundo actual. El Derecho, en cuanto garante de la justicia y de la pacífica convivencia social, no puede que- dar al margen de esta realidad. Es preciso llevar a cabo una reflexión jurídica sólida que permita armonizar los distintos intereses que pueden presentarse en conflicto, asegurar la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos y los grupos en que se integran y, en definitiva, asegurar la paz y estabilidad social.