Programa Mundial para la Educación en Derechos Humanos
La función de la educación en derechos humanos es fundamental. Ayuda a la prevención a largo plazo de los abusos de los derechos humanos y los conflictos violentos, a la promoción de la igualdad y el desarrollo sostenible y al aumento de la participación de las personas en los procesos de adopción de decisiones en el seno de los sistemas democráticos.
Educación basada en derechos humanos
Las Naciones Unidas, a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, lleva años trabajando en el Programa Mundial para los derechos humanos 2010-2014.
Este programa aspira a forjar una cultura de derechos humanos, a promover el entendimiento común, sobre la base de los instrumentos internacionales, de los principios y metodologías para la educación basada en derechos humanos, a asegurar que esta educación reciba atención en la dimensión nacional, regional y local; y a ampliar las oportunidades de cooperación y asociación en todos los niveles.
La educación superior es uno de los dos ámbitos prioritarios de la segunda etapa de este programa mundial (2010-2014). Mediante sus funciones básicas (investigación, enseñanza y prestación de servicios a la comunidad). Las instituciones de enseñanza superior ejercen la responsabilidad social de proporcionar una educación ética a los ciudadanos comprometidos con la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia.
Pero también la de generar un conocimiento global para enfrentarse a los actuales retos de los derechos humanos, como la erradicación de la pobreza y la discriminación, la reconstrucción posterior a los conflictos, el desarrollo sostenible y el entendimiento multicultural. De hecho, la cuarta etapa del Programa Mundial, que comienza en 2020, se centrará en los jóvenes, haciendo especial hincapié en la educación y formación sobre la igualdad, los derechos humanos y la no discriminación y en la inclusión y el respeto de la diversidad con el fin de construir sociedades inclusivas y pacíficas, y estará en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y, en particular, con la meta 4.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, teniendo en cuenta las sinergias entre los diferentes conceptos y métodos educativos allí mencionados.